Un trauma es un acontecimiento que provoca una herida emocional, psicológica en la persona que lo experimenta. Dicha experiencia traumática sobrepasa la capacidad del individuo para superarla.
Los factores de riesgo para que un acontecimiento se convierta en algo traumático, incluyen que el evento sea emocionalmente muy intenso, especialmente si ocurre en la infancia y/o dicha circunstancia se repite a lo largo del tiempo.
Algunos eventos potencialmente traumáticos son: negligencia, abuso, duelo, acoso, maltrato físico o experiencias en las que siento en riesgo mi integridad física, como accidentes, atentados, terremotos….
En el DSM-5 (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) encontramos varios tipos de diagnósticos relacionados con estos factores traumáticos o de estrés, como por ejemplo:
Personas que han sido expuestas a la muerte, lesión grave o violencia sexual, ya sea real o por amenaza. Puede haberlo experimentado en primera persona o haber visto cómo le ocurría a otro. Presentan síntomas intrusivos sobre el evento traumático como: recuerdos recurrentes y angustiosos, sueños o reacciones disociativas. Además se observan conductas de evitación hacia pensamientos, recuerdos, sentimientos, lugares, personas… que puedan tener conexión con el recuerdo traumático. Por último, manifiestan un estado de alerta e hipervigilancia.
Patrón de comportamiento del niño hacia sus cuidadores caracterizado por ser retraído, raramente buscando consuelo o dejándose consolar por los adultos cuando sienten malestar. Pueden manifestar episodios de irritabilidad, tristeza o miedo inexplicado por la situación en la que se presentan. Además son niños que en el pasado han experimentado un patrón extremo de cuidado insuficiente.
Patrón de conducta en el que el niño se relaciona e interactúa activamente con los adultos extraños con poca o ninguna reticencia. Presentan un comportamiento excesivamente familiar con extraños o poco conocidos, pudiendo llegar a una elevada disposición a marcharse con adultos que apenas conocen. Como en el anterior diagnóstico, en su historia han vivido un patrón extremo de cuidado insuficiente.
Este diagnóstico se caracteriza por los mismos síntomas que el trastorno por estrés postraumático pero su durabilidad máxima es de 4 semanas tras la exposición al suceso traumático. Si los síntomas persisten estamos ante un trastorno por estrés postraumático.
Malestar significativo y desproporcionado y/o deterioro social o laboral importante tras la exposición a un evento estresante. Una vez que el factor de estrés o sus consecuencias han terminado, los síntomas no perduran más de seis meses.